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Barack Obama ganó las elecciones de EEUU


El cambio ya tiene candidato, y vuelve a ser el de hace cuatro años. El presidente Barack Obama ganó anoche las elecciones de EEUU imponiéndose al republicano Mitt Romney, tras conquistar la inmensa mayoría de los estados bisagra --entre ellos el disputado Ohio, Iowa y Virginia-- donde se decidía la contienda. En la sede de la campaña demócrata en Chicago, el júbilo se desató tras ver como el presidente pasaba la reválida superando el que era tanto un referendo sobre su gestión como sobre el rumbo a seguir por el país en los próximo cuatro años. Muy posiblemente, su victoria cierra la carrera política de Romney, un oportunista al que no le ha bastado la indigestión que siente por Obama la América conservadora.

De lo que no hay duda a tenor de los resultados es que Obama volverá a gobernar en un país extraordinariamente polarizado. Se ha adjudicado 332 votos electorales de 26 estados --incluyendo Florida-- y el Distrito de Columbia, mientras que Romney se ha adjudicado 206 votos correspondientes a 24 estados. El entorno político no se ha despejado, y eso que los números finales parecen más holgados de lo que vaticinaban las encuestas de antemano. El Congreso seguirá dividido, con la Cámara de Representantes bajo control republicano y el Senado en manos demócratas, lo que muy probablemente le va a volver a hacer la vida imposible.

APOYO DE NEGROS E HISPANOS
Parte de la clave de su victoria podría estar en la elevada participación, sugerida por algunas encuestas a pie de urna. Esos sondeos apuntaban a una respuesta masiva de la población negra y de los hispanos, dos grupos esenciales para Obama. Su campaña ha vuelto a demostrar que no tiene rival en términos organizativos, reclutando voluntarios y movilizando a los votantes.

Pero el primer análisis de los resultados apunta también a que en estos comicios ha pesado tanto la economía como la nueva realidad demográfica de un país cambiante al que los demócratas han sabido adaptarse mejor. Un país más mestizo y diverso, a la vez que menos apegado al modelo de familia tradicional. El Partido Republicano va a tener que hacer un serio examen de conciencia y replantearse el futuro porque la población blanca apenas crece, mientras el número de hispanos ha engordado un 43% en la última década.


FLORIDA VOTA A OBAMA 
De entre los estados clave, Romney acarició la victoria en Wisconsin y Ohio, pero al final solo se acabó llevando Carolina del Norte. En Florida, donde el ajustado recuento se ha prolongado hasta bien entrada la madrugada, los 29 votos electorales han sido para los demócratas. Obama ha vencido en este estado sureño por poco más de medio punto porcentual y apenas 66.000 votos de diferencia con Romney. Según los datos de la División Electoral del Departamento de Estado de Florida, se han contabilizado los 8.344.369 votos presentados, de un total de 11.934.446 electores que estaban registrados para votar, lo que supone una participación del 69,92%. De todos ellos, 4.129.499 fueron para Obama, lo que representa el 49,85%, y 4.083.435 votos fueron para Romney, lo que supone el 49,29%.

Obama arrasó en Pensilvania y Iowa, se apuntó Virginia y repitió en Michigan y New Hampshire. La victoria de Obama es también la victoria de un modelo económico, del estímulo keynesiano sobre la austeridad a la americana como vía para relanzar la recuperación. Y lo es también para el modesto Estado de bienestar estadounidense y para un Gobierno federal que los republicanos querían ver reducido a la mínima expresión.

EEUU seguirá teniendo a su primer presidente negro, el mismo que acometió la mayor reforma sanitaria en siete décadas, que le dio la puntilla a Bin Laden, que acabó con el disparate de Irak y que le puso plazo al callejón sin salida de Afganistán. Se ha dejado cosas en el tintero, como la reforma inmigratoria o el cierre de Guantánamo, pero el país le ha dado ahora una nueva oportunidad. Otros cuatro años para el cambio. O lo que sea...

Arsenal le ganó a Boca y se llevó la primera Supercopa

El conjunto de Alfaro superó a los de Falcioni por 4 a 3 en la definición desde el punto del penal. En Catamarca empataron 0 a 0 en los noventa minutos donde los del Viaducto fueron superiores pero no lo definieron.


Arsenal escribió en Catamarca otra gloriosa página de su historia, al consagrarse campeón de la primera Supercopa Argentina con una victoria sobre Boca.

Cristian Campestrini fue el héroe del conjunto de Sarandí al atajar los remates de Matías Caruzzo, Leandro Paredes y Nicolás Colazo. Gustavo Canales, Hugo Nervo, Emilio Zelaya y Lisandro López convirtieron para el flamante campeón en la tanda de definición rápida.

En el estadio Bicentenario de Catamarca, el festejo fue para el puñado de hinchas de Arsenal que acompañó al equipo, mientras que la multitud que alentó a Boca se fue con la amargura de la derrota pero aplaudió a sus jugadores.

Arsenal, que llegó a esta instancia por ganar el último torneo Clausura, volvió a amargar a Boca, como sucedió en la definición de ese torneo, y le impidió al ganar de la Copa
Argentina sumar otro trofeo a sus vitrinas.

Durante los 90 minutos ambos equipos ofrecieron un espectáculo sin mayores emociones y por eso hubo que recurrir a la definición con remates desde el punto penal para consagrar al campeón.

El partido fue una típica final en la que los dos equipos se preocuparon más por defender el arco propio que en buscar el ajeno y por eso a nadie le sorprendió el 0 a 0 final.

El conjunto de Sarandí fue un poco más peligroso y tuvo sus mejores chances a través del colombiano Carlos Carbonero, quien estrelló un remate en el travesaño y un cabezazo en el poste.

Boca abrió el camino para llegar hasta Campestrini cuando Leandro Paredes encontró algún espacio y trató de complicar con sus remates desde fuera del área, aunque esta vez sin el éxito que tuvo el domingo contra San Lorenzo.

Arsenal sorprendió en el arranque del partido, se adueñó de la pelota y logró inclinar la cancha hacia el arco defendido por Oscar Ustari, quien la pasó mal pero logró mantener el cero porque tuvo a los palos como aliados.

Carbonero se movió por todo el frente de ataque superando a los defensores y generando las situaciones más clara para convertir. Primero, entrando por derecha, estrelló un remate en el travesaño; casi enseguida ingresó por izquierda y elevó el remate, mientras que la tercera chance fue un cabezazo que pegó el poste derecho cuando el arquero de Boca ya estaba vencido.

Boca tuvo problemas defensivos -Franco Sosa pareció sentir la larga ausencia y Emiliano Albín no se sintió cómodo jugando por izquierda y ambos fueron reemplazados-, le costó tener la pelota y llevar peligro al arco rival.

En ese contexto se desarrolló el partido sin que ninguno pudiera inclinar la balanza, hubo que recurrir a los penales y allí se consagró como el primer campeón de la Supercopa.

 
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